lunes, 8 de junio de 2009

"DONACIÓN DE ÓRGANOS"

El cuerpo se protege a sí mismo al rechazar cualquier cosa extraña, tal como una infección o un órgano nuevo, a través de su sistema inmunitario. Después de un trasplante, el sistema inmunitario debe ser suprimido con medicamentos para prevenir el rechazo del nuevo órgano. La mayoría de los pacientes tienen un episodio de rechazo aún con el medicamento. Por lo general, el rechazo se diagnostica primero a través del análisis de sangre y puede que el paciente no se sienta diferente. La mayoría de los episodios de rechazo se tratan con éxito con terapia de medicamento, sin embargo, puede que un episodio de rechazo requiera hospitalización. El médico de trasplante hará una para determinar un episodio de rechazo.
Esquemáticamente se reconocen tres fases de rechazo:
Fase de estimulación del Sistema Inmune del receptor por parte de los antígenos del órgano trasplantado.
Fase de reacción del Sistema Inmune, con producción de mediadores que activan las distintas células implicadas en el rechazo.
Fase efectara de lesión del injerto: hay células que infiltran el órgano rechazado y hay liberación de anticuerpos que dañan el injerto.
Una exitosa recuperación y el funcionamiento continuo del nuevo órgano dependen en un cuidadoso balance de sus medicamentos. EL paciente debe tomar inmunosupresores, que son medicamentos que desactivan su sistema inmunitario, probablemente por el resto de su vida. La meta es impedir que el cuerpo rechace el órgano mientras continúa luchando contra las infecciones.
Los inmunosupresores también tienen efectos secundarios que puede que requieran medicamentos adicionales. Cuando su sistema se establezca puede que la dosis del medicamento disminuya o que se suspenda por completo.

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